La experiencia traumática de la Guerra Civil y del exilio no sólo ha llegado a nuestros días a través del testimonio fotográfico de Robert Capa, Manuel Moros, Auguste Chauvin, Agustí Centelles o Francesc Boix, el fotógrafo de Mauthausen, por citar sólo a algunos.

Los numerosos artistas, intelectuales y políticos que engruesan las filas del éxodo de 1939 nos han legado una importante producción artística, literaria y científica.

En el ámbito de las artes plásticas, muchos artistas dejaron testimonio de su experiencia. Antoni Clavé, Josep Franch-Clapers, Carles Fontserè, Nicomedes Gómez, Josep Bartolí, Josep Subirats, Manolo Valiente, José Lamuño... son algunos de estos creadores. En el MUME se puede disfrutar de la visión de una parte de la obra de Josep Franch i Clapés (Castellterçol, 1915–Saint-Rémy, 2005) que muestra la vida en los campos de concentración franceses y en los batallones de trabajadores extranjeros.

La literatura catalana fue muy prolífica en esos años de destierro. Nabí de Josep Carner, las Corrandes d’exili de Joan Oliver «Pere Quart», las Elegies de Bierville de Carles Riba, Els Fugitius y Els Vençuts de Xavier Benguerel o K.L. Reich de Joaquim Amat-Piniella son algunas de las obras que sólo se pueden explicar desde la perspectiva del exilio de sus autores. Para ellos, la literatura fue el oasis de libertad que su condición de exiliados no les permitía sentir. A través de la lengua materna se reencontraban con la patria que habían tenido que dejar contra su voluntad y materializaban con la escritura los sentimientos, angustias y miedos de la vida cotidiana.

Asimismo, el testimonio directo de la Guerra Civil y el exilio de historiadores como Ferran Soldevila, recogido en los Dietaris de l’exili i el retorn, o de Antoni Rovira i Virgili en Els darrers dies de la Catalunya Republicana, se han convertido en obras de consulta obligatoria para todas aquellas personas interesadas en este periodo histórico.

También fue muy prolífica la prensa escrita ya en desde los primeros momentos en los campos de concentración franceses. Además de Francia, el otro país rico en publicaciones en catalán fue México.

Entre esta prensa periódica cabe distinguir publicaciones a menudo más efímeras, vinculadas a partidos políticos y sindicatos como La Humanitat, Treball o Endavant. Otras publicaciones periódicas relevantes fueron Revista de Catalunya, El Poble Català, Quaderns de l’Exili o la Revista dels catalans d’Amèrica.

En algunos países receptores, la llegada de exiliados republicanos contribuyó a dar un nuevo impulso a publicaciones ya existentes creadas por emigrantes catalanes en países como Chile y Argentina como es el caso de las revistas Germanor o Ressorgiment.

En esta sala dedicada al legado del exilio, además de artistas y escritores, también tienen cabida, entre otros, políticos, resistentes y hombres de ciencia. Todo ello indica que el exilio republicano tuvo también una relevancia cualitativa indudable. Las pérdidas en capital humano y científico fueron enormes y en muchos sentidos irrecuperables. Sin embargo, a pesar de todos estos obstáculos, en el exilio se iniciaron y desarrollaron grandes carreras artísticas y científicas de las que, a menudo, se beneficiaron los países de acogida, especialmente México y algunos otros estados latinoamericanos.

Como clausura de esta sala dedicada al legado del exilio, hay una pequeña estancia que recuerda varios ampurdaneses exiliados, un espacio de fotografía contemporánea (Alfred Mauve) relativo a los lugares de paso hacia el exilio del Empordà y una vitrina donde se recogen testimonios y herencias documentales del exilio, donde, de forma alternativa, se muestran donaciones y cesiones de los protagonistas del exilio republicano desde una óptica más individualizada y personal. 

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